Es indudable que en los últimos 10 años han ocurrido importantes avances en los sistemas de seguridad electrónica, producto de nuevos desarrollos y tecnologías que se tornan cada vez más accesibles. Estos avances han llegado no sólo para quedarse, sino que es altamente probable que cada vez haya más tecnología involucrada en la seguridad de los edificios, fábricas, empresas, etc.
Eficiente, porque seguramente se pueden hacer más cosas con los mismos recursos o las mismas cosas con menos recursos. Por ejemplo, si se instala un cerco eléctrico y cámaras en todo el perímetro, probablemente no será necesario contar con tantos puestos de vigilancia física observando y sí en un sitio centralizado realizando tareas de monitoreo y respuesta en caso de eventos. Esto no quiere decir que se estén perdiendo puestos de trabajo debido al uso de tecnología, sino que los mismos están evolucionando hacia tareas de mayor valor agregado.
Y Efectivo, porque gracias al uso de estas herramientas nuestros servicios tienen mayores oportunidades de producir resultados favorables y generar valor a nuestros clientes. En castellano simple, esto quiere decir que tenemos mayores chances de detectar intrusiones y/o de impedir siniestros en nuestros clientes.
Entre las tecnologías que más han avanzado en seguridad podemos destacar:
1. Alarmas perimetrales basadas en detección de intrusión con base en diversas tecnologías, desde barreras infrarrojas o microondas y cercos electrificados, hasta radares y sensores laser.
2. Video analítico. Dentro de los sistemas de CCTV, los más avanzados tienen la capacidad de configurar alarmas y acciones con base en lo que se ve a través de las cámaras (sin que necesariamente alguien las esté mirando). Las cámaras han evolucionado en definición (hoy prácticamente cualquier cámara es HD color digital) y en inteligencia, desde las infrarrojas, que ven de noche, a las térmicas, que detectan los cuerpos con calor (aún en la oscuridad) y disparan alarmas. Los sistemas de CCTV modernos (usados ampliamente en countries, por ejemplo) hoy pueden detectar cualquier movimiento y también detectar falta de movimiento. Por supuesto, también es posible reconocer patentes de autos y rostros, aunque esto último no está siendo usado masivamente aún.
3. Integración y conectividad. Se trata de la posibilidad de conectar y relacionar todo con todo en un entorno informático y de acceder remotamente a los sistemas a través de accesos a internet de alta velocidad.
4. Almacenamiento. Otra capacidad que ha evolucionado es la de poder almacenar información y disponer de ella rápidamente.
En la visión de SIE, estas soluciones tienden a facilitar nuestro trabajo y, de ese modo, conseguir una mayor satisfacción de nuestros clientes. Por más sistemas electrónicos que se instalen en el perímetro, siempre será necesaria una respuesta y presencia en el lugar. Del mismo modo, de nada sirve disponer de cientos de cámaras si nadie las está mirando, o bien si nadie toma acción sobre un evento detectado.
Por otro lado, también es cierto que han comenzado a aparecer en el mercado soluciones que se presentan como SUBSTITUTOS de un servicio de seguridad convencional. Un ejemplo perfecto de esta situación es el “Ojo de Halcón” que ofrece una empresa líder aquí y en el mundo. Se trata de una suerte de portero eléctrico con una cámara, una pantalla y un intercomunicador, que es operado remotamente por un guardia que no está presente en el lugar sino en una central desde donde atiende varios edificios a la vez. Por supuesto, este producto no es adecuado para cualquier edificio, tiene que ser un lugar de relativamente poco movimiento y baja exposición. No obstante, muchos consorcios pequeños o edificios apto-profesional lo están considerando como una alternativa al vigilador presencial.
El avance de ambos tipos de soluciones plantea ciertas amenazas sólo para aquellas empresas que no entiendan esta evolución y para aquellos vigiladores que no se adecúen al nuevo concepto de la seguridad.
En este sentido, los riesgos son dos:
1. No entender a la tecnología como un aliado estratégico, y entonces no aprovechar sus ventajas para realizar un mejor trabajo.
2. No agregar valor al cliente en el servicio, por ende ser reemplazado por “el ojo del halcón” o alguna solución similar.
Las dos situaciones tienen algo en común, ambas implican que la seguridad privada (por ende el trabajo del vigilador) ha cambiado para siempre. Hemos pasado de tener un rol disuasivo, pasivo y/o reactivo en nuestros clientes (estar sentado en un escritorio o una recepción “vigilando”…) a un papel mucho más activo, visible, atento y responsable de anticipar situaciones de inseguridad.
En la medida que SIE y sus vigiladores hagan uso intensivo y efectivo de la tecnología, no estaremos corriendo ningún riesgo frente a su avance.