bannerprevenir2

Ocho hábitos para empezar el año

En SIE sabemos que el cuidado de tus hábitos ayuda a que puedas construir una vida
cotidiana más previsible, segura y motivada.
En este año que comienza compartimos algunas ideas para que puedas implementar y
desarrollar como proyectos que, seguramente, traerán cambios positivos en tu realidad.
Desde las neurociencias se los conocen como “Hacks”. Son cambios que se hacen en el
sistema de vida para optimizar tus capacidades y se hacen a nivel físico pero impactan a nivel mental también.
Estos “Hacks” son pequeños trucos, atajos o técnicas con las que podés hacer algo de una
forma más práctica, mejor pensada y con mejores resultados.
¿Te animás a incorporarlos?

1. Encontrá un ritmo propio

A pesar de que muchos expertos dicen que lo ideal es levantarse a las 5 de la mañana para
ser más productivos (de allí surge el famoso “Club de las 5”), esto puede no ser posible para
todo el mundo dado que no todos tenemos ese ritmo instalado. Hay personas más diurnas y
otras más nocturnas. El hábito de levantarse a las 5 de la mañana es estar en armonía con
el ritmo de la luz solar. Sin embargo, puede no ser para todas las personas.

Entonces, nos inclinamos a pensar que lo ideal es encontrar un ritmo propio que incluya
un momento de foco y atención en un contexto de silencio todos los días. En un
espacio apartado, evitando interrupciones. Para algunas personas será por la noche y para
otras muy temprano por la mañana.

Este tiempo podés utilizarlo en:
-Hacer ejercicio.
-Meditar.
-Planificar el día.
-Trabajar en asuntos pendientes laborales o personales.

Lo importante es poder ser “dueño/a” del propio tiempo, aunque sea por un rato, en un
espacio para pensar por fuera de las urgencias que el ritmo del día impone.

2. Llevá un diario: Journaling

El journaling es una práctica cada vez más utilizada para tener mayor autoconocimiento y
claridad mental. Se trata de llevar un cuaderno en el que todos los días,
preferentemente por la noche, escribís tus pensamientos, deseos, miedos y
preocupaciones. Poder poner en palabras ayuda a tener mayor claridad y hacerlo antes de
dormir mejora la calidad de tu sueño.
Es algo que se hace para uno mismo y permite sacar ciertas rumiaciones mentales
poniendo el foco en lo importante. Permite visualizar lo que te obstaculiza, lo que querés y
lo que vas logrando. Como si pudiera ser una conexión con nuestra parte inconsciente, pero
a la vez, un lugar donde dejamos las intenciones de lo que queremos sembrar para seguir
creciendo.

Buscar distintas técnicas de representación, además de la palabra escrita, puede ser
buena idea. Incluí dibujos, bocetos, íconos, imágenes recortadas, frases, fotos, etc. Todo
aquello que permita expandir el lenguaje visual es bienvenido.

Algunas preguntas para que puedas explorar:
-¿Cuáles son mis objetivos para mañana?
– ¿Por qué estoy agradecido/a?
-¿Qué pensamientos negativos son recurrentes en mi?

3. Aprendé una nueva habilidad

Todo proceso de aprendizaje despierta a nuestro cerebro y permite hacer nuevas
conexiones que impactan en mejores niveles de atención. Cuando estamos en proceso de
aprender algo, estamos más atentos y generamos una flexibilidad neuronal que se traslada
a otros ámbitos de la vida donde también necesitamos de esa adaptabilidad.

Podés iniciar cualquier actividad que te represente un desafío y proponerte el objetivo
de lograr cierto dominio de la técnica o temática para que no sea solo un
pasatiempo. Nuevos deportes, manualidades, habilidades tecnológicas, cursos de

formación en temas que complementen tu formación hasta el momento; pueden ser algunas
buenas ideas.

Los cursos online pueden ser una buena alternativa para tener aprendizajes de valor, en
corto tiempo. No llevan mucho tiempo y los podés hacer a tu ritmo si son grabados. Con que
puedas dedicar 30 minutos diarios ya marcás una diferencia.

4. Practicá ejercicio a diario

Este hábito no es ninguna novedad pero cuesta incorporarlo si aún no lo hacés.
Tal vez, para algunas personas, una hora es demasiado tiempo. Se puede empezar
haciendo estiramientos por la mañana o por la noche antes de ir a dormir. Algo simple. No
se trata de “tener que ir a un gimnasio”, se trata de hacer el tiempo para empezar alguna
actividad que te conecte con el cuerpo y la salud física. Una vez que veas los beneficios
que trae sentirte mejor físicamente vas a ir buscando pasar más tiempo haciéndolo, con
profesionales que te ayuden o grupos que te motiven.
Ir alternando los estímulos es también una buena idea. La actividad física no es solo el
movimiento aeróbico, es también la fuerza y variación de las rutinas. Agilidad y fuerza se
complementan.

5. Contemplación: 10 minutos al día de silencio

De la mano de las técnicas de meditación y el mindfulness, que es la atención plena, te
proponemos que puedas tomarte un breve tiempo al día para conectar con la
respiración y darle un recreo a los pensamientos.
Estamos inmersos en contextos donde hay muchísima información que nos bombardea
permanentemente y donde nuestros pensamientos no paran. La mente siempre está activa
si no la silenciamos. Esta puede lograrse con práctica y sobre todo con ganas.
Empezar por sentarse en silencio diez minutos, hacer respiraciones profundas,
observar el entorno, escuchar los sonidos y, de a poco, focalizar la atención en ese
momento.
Hay muchos audios, podcast y canales donde podés tener una guía. Pero no hace falta.
Podés hacerlo con tu propia voluntad poniendo una mayor consciencia y atención en el
momento presente.

6. Creá un esquema de sueño adecuado

¿Por qué es importante dormir bien? Es la forma natural de reseteo del cuerpo y la mente.
Reduce el stress y permite tener una mejor performance en el día. Dentro de los estudios
hay una escuela de la “Higiene del sueño”, es decir la mejor manera de dormir. Sus
principios básicos son: no estar en contacto con pantallas 2 horas antes de irse a
dormir, comer dos horas antes de irse a dormir, dormir en una habitación fresca,
ventilada y oscura, evitando las luces encendidas en la noche. Para profundizar en este
aspecto recomendamos consultar especialistas en la materia dado que existen suplementos
naturales, como el magnesio, que permiten conciliar un sueño más reparador.

7. Caminá en la naturaleza

La vida urbana nos hace olvidar la importancia de estar en contacto con la naturaleza: ver
el horizonte, caminar descalzos en el pasto y estar entre árboles pueden ser una
forma de lograrlo. Buscar esa conexión mejora tu ánimo y reduce los niveles de
ansiedad.
No hace falta viajar muy lejos para que esta sea una práctica cotidiana. Por supuesto que el
viajar a nuevos paisajes ayuda, pero la idea es que sea posible de repetir a diario yendo a
parques, costaneras, plazas, etc.

8. Lectura: 20 páginas al día

El gran desafío con este hábito es la constancia. Muchas personas no logran el hábito y, lo
que hace la diferencia, es poder hacerlo todos los días.
Hay quienes prefieren el formato en papel y otros el formato digital. Este último brinda un
acceso prácticamente ilimitado y permite buscar con más rapidez que si vas a una librería.
Elegí el formato que más se ajuste a tus gustos y entrená tu mente para leer al menos
20 páginas diarias. Podés variar los tipos de textos, temas y autores para que sea una
gran gimnasia para tu cerebro captando nuevas ideas, palabras y puntos de vista.

Conclusión:

Te invitamos a que pruebes algunos de estos hacks para arrancar el año de manera
diferente. No hace falta hacer todo junto. Es más sencillo ir de a poco. Podés iniciar
aquellos hábitos con lo que te sientas más representado/a e ir probando cómo incluir a los
otros.
Si ya venís haciendo alguno de ellos te animamos a que continúes. Tus hábitos positivos
construyen una vida cotidiana más previsible, segura y motivada y en SIE compartimos
esos valores.