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¿Qué hacer ante una situación de inseguridad?

Cuando la inseguridad nos toca de cerca, es normal sentir angustia, miedo o desconcierto. Sin embargo, incluso en esos momentos difíciles, es posible recuperar el control, cuidarnos y cuidar a otros. Saber cómo actuar puede marcar una gran diferencia.

A continuación, compartimos una guía práctica y accesible para quienes hayan atravesado una situación de robo, amenaza o violencia urbana. Son pasos sencillos pensados para ayudarte a reaccionar con mayor calma, proteger tu bienestar y acompañar a quienes te rodean.

A. Primeros pasos para recuperar la seguridad

  • Alejarse de la zona de peligro, si es posible hacerlo con seguridad.
  • Comunicar el hecho al 911 o a la fuerza de seguridad más cercana.
  • Hacer la denuncia formal lo antes posible.
  • Contactar a la empresa de seguridad o consorcio, si corresponde.
  • Avisar a un familiar cercano, especialmente si hay menores, personas mayores o en situación de vulnerabilidad.

B. Volver a sentirse en control

Una vez que el peligro pasó, es importante recuperar la calma y reconectarse con el presente. Si estuviste acompañado durante la situación, tomarse un momento para hablar, abrazar o simplemente estar con el otro puede ser muy reparador.

También podés ayudarte con técnicas sencillas para reconectar con el cuerpo y el entorno:

  • Respiración cuadrada: inhalar en 4, retener 4, exhalar en 4, retener en 4.
  • Mindfulness: prestar atención a una sola sensación, como el contacto de los pies con el suelo o la temperatura del aire.

Si con el paso de los días el miedo persiste y afecta tu rutina (sueño, apetito, relaciones), es importante buscar acompañamiento psicológico. Pedir ayuda es un acto de fortaleza y cuidado.

C. Cómo contar lo que pasó

Compartir lo que viviste es parte del proceso de sanación. Al hablar del hecho, tratá de enfocarte en lo que realmente ocurrió, sin exageraciones ni suposiciones. Eso ayuda a que vos y quienes te escuchen mantengan la calma, estén más atentos y no más asustados. Las palabras también pueden proteger.

¿Y si el miedo no se va?

Cada persona procesa las situaciones difíciles a su ritmo. Si notás ansiedad, insomnio o evitás ciertas rutinas por temor, no estás solo/a: hablar con un profesional puede ayudarte a recuperar la tranquilidad. A veces, volver al lugar donde ocurrió el hecho, acompañado y en un entorno seguro, puede ayudar a resignificar la experiencia desde otro lugar.

Una reflexión final

Vivir una situación de inseguridad no nos define, pero sí nos desafía. Con herramientas adecuadas, contención emocional y comunicación responsable, podemos transformar el miedo en aprendizaje, la confusión en claridad, y el dolor en fortaleza. Esto nos permite convertir una experiencia traumática en una oportunidad para fortalecer la seguridad personal y comunitaria.