Un relevamiento de los niveles de vacunación en la población bonaerense encendió la luz de alerta. De las 18 vacunas gratuitas y obligatorias para niños, adolescentes y embarazadas, contemplados en el calendario oficial, ninguna alcanza los niveles exigidos por los organismos sanitarios que recomiendan inocular al 95% de la población a la que está dirigida. Y hay un tercio que está, incluso, en indicadores cercanos al 75% del universo al que deben llegar. Inconvenientes logísticos para abarcar toda la provincia, “falta de coordinación” entre los actores sanitarios y algunos cambios culturales se combinaron para que en el último registro (2014) los niveles de inmunización en algunas franjas etáreas estén lejos de los parámetros recomendables.
En el caso de la vacuna contra el papiloma (para nenas menores de 12 años) sólo se cubre el 68% de las 119.200 preadolescentes que deben recibir las dosis. Y todas las inyecciones previstas para bebés menores de un año están por debajo del 78% de cobertura.
A una semana del comienzo de las clases (o al menos del arranque del calendario escolar), el ministerio de Salud bonaerense anunció que se retoman las “campañas de vacunación”, concentrando la acción en la tarea de los 135 municipios, que deberán informar en forma periódica los avances del trabajo. Además, contempla ajustar los controles en el ingreso al jardín de infantes y a la primaria. Aunque no es obligatorio presentar la libreta para inscribir alumnos, las autoridades creen que la escuela es un eslabón clave para garantizar la vacunación a toda la población.
“En 2008 con la Sabín teníamos cubierto al 94 por ciento de los niños y niñas al ingreso escolar y llegó al 100 por ciento en 2009 y 2010. En los años sucesivos bajó hasta llegar, en 2014, al 87 por ciento del total”, dijo la ministra de Salud, Zulma Ortíz. Y aseguró que con la triple viral (previene Sarampión, Paperas y Rubéola) ocurrió algo similar: en 2009 y 2010 se había llegado al 100 por ciento de cobertura, sin embargo, en 2014 cayó al 88 por ciento.
Consultados por Clarín, ex directores de la gestión anterior, explicaron que “hubo muchos casos de discontinuidad en la entrega de insumos por parte de los laboratorios”. Esto –aseguró la fuente– obligó a modificar los calendarios. “Se reemplazaron algunas vacunas por otros. Pero siempre quedó cubierta toda la población y eso no se refleja en la estadística”. Además, el ex funcionario dijo que “las campañas no siempre resultan efectivas. Por eso, desde 2014 se hicieron trabajos de campo con presencia de vacunadores en barrios y sectores vulnerables”. Además aclararon que esas cifras no incluyen los datos del sector privado de la salud.
El actual director de Epidemiología, Iván Insúa, advirtió que “la baja en los niveles de cobertura determina el riesgo de registrar brotes de algunas enfermedades como paperas (que se combate con la triple viral) o tos convulsa (con la triple bacteriana)”. Según datos oficiales, en 2014 y en 2015 fallecieron 5 bebés por tos convulsa o coqueluche, una enfermedad que tuvo nulos episodios de mortalidad durante años.
Desde el ministerio de Salud bonaerense explicaron que el inicio de la campaña será en la primera semana de marzo y se centrará en embarazadas, niños y niñas de 6 y 11 años. Se proveerá de insumos a los más de 1.700 vacunatorios, pero también se generarán nuevas estrategias, para que la vacuna sea realmente “accesible y universal”. El programa incluirá las 18 vacunas del calendario nacional obligatorio (hasta hace 6 años eran 9), se buscará incrementar especialmente la inmunización del inicio escolar, 11 años y embarazadas.
Fuente: Clarín