Hace poco, un hombre armado asaltó la oficina de un periódico local en Annapolis (Maryland) matando a cinco personas e hiriendo a más. The Washington Post dijo que el ataque “probablemente sea el más mortífero que involucre a periodistas en Estados Unidos en décadas”. La policía ha dicho que la sala de redacción fue el blanco, aunque todavía no conocen el motivo exacto.
Ese episodio de violencia es un claro recordatorio de que se ha vuelto cada vez más peligroso ser periodista en todo el mundo.
Al menos 41 periodistas fueron asesinados este año, según datos oficiales. Al menos 30 de esas muertes fueron de periodistas asesinados por hacer su trabajo, o atrapados en el fuego cruzado mientras asumían riesgos para contar una historia. Ese total no incluye los cinco que murieron en Annapolis hace unos días.
Más allá de la violencia, ha habido un descenso notable en la libertad de prensa en todo el mundo. En abril, Reporteros sin Fronteras publicó su Índice Mundial de Libertad de Prensa, que arrojó resultados descorazonadores para los periodistas y defensores de la libertad de prensa. La organización encontró una “creciente animosidad hacia los periodistas”, ya que los líderes autoritarios y democráticos por igual desacreditaron y minaron a la prensa.
“El clima de odio es cada vez más visible en el índice“, dijo RSF en su informe. Apuntó a la hostilidad hacia los medios que se infiltran en países no autoritarios (como Estados Unidos). “Más y más líderes elegidos democráticamente ya no ven a los medios como parte del sustento esencial de la democracia, sino como un adversario al que manifiestan abiertamente su aversión”, agrega el informe.
Esta historia no es solo sobre números. La cantidad de periodistas que reciben amenazas y acoso mientras informan está creciendo. Cada vez más, los periodistas se enfrentan a la intimidación en Internet, cargos criminales e incluso la muerte por hacer su trabajo. El caso de la periodista india Rana Ayyub es ilustrativo. Después de que la periodista Gauri Lankesh fuera asesinada en su puerta, Ayyub fue a Twitter para señalar que Lankesh acababa de publicar un libro acusando al primer ministro indio Narendra Modi de complicidad en unos disturbios de 2002. Llamó cobardes a los asesinos de Lankesh. Desde entonces, y como informó The Washington Post, Ayyub ha sido víctima de una campaña de acoso donde ha sido tildada de “esclava sexual de ISIS” y su rostro fue superpuesto en escenas de pornografía.
En mayo, varios informantes de la ONU emitieron un comunicado en el que dijeron estar “muy preocupados” por su vida.
En México, Carlos Domínguez, un columnista de opinión que escribió sobre la violencia y la política de pandillas, fue apuñalado 21 veces mientras esperaba en el semáforo junto a su familia.
El asesinato, en febrero, del periodista eslovaco Ján Kuciak, de 27 años, que estaba investigando la corrupción gubernamental, desató protestas masivas en el país y la eventual renuncia de su primer ministro.
El año 2017 fue el más peligroso para los periodistas, con un número récord de 262 periodistas encarcelados, así como 48 que fueron asesinados en relación con su trabajo, según datos oficiales. Y con 41 miembros de los medios muertos este año, parece que el 2018 continuará la tendencia.
Fuente: http://cn38.info