A días de que muriera un chico en Pinamar, suelen verse menores conduciéndolos y a menudo sin casco.
Entre Cariló y Villa Gesell, al otro lado de un médano se oye el rugir de los motores como si fuera una etapa del Dakkar. Un segundo más tarde aparece un cuatriciclo levantando arena entre los tamariscos y, tras él, otros dos en franca persecución. Su enloquecida carrera por la playa no respeta a las familias que comparten el lugar ni tampoco lo que establece la ley. Además de que no deberían circular por allí a esa velocidad, ninguno de los tres conductores lleva casco y dos de ellos son claramente menores de edad.
A menos de una semana de que un chico de 12 años perdiera la vida al ser aplastado por el cuatriciclo que conducía en los médanos de Pinamar y otro de 15 muriera tras una caída en Santa Fe, en la costa bonaerense los cuatriciclos siguen siendo protagonistas de un descontrol que las autoridades no logran frenar.
Pese a que en los últimos días las ciudades balnearias han multiplicado los operativos de control y Pinamar hasta ha incorporado drones para detectar infracciones desde el aire, el uso recreativo de cuatriciclos continúa en gran medida a contrapelo de la ley. Como si no bastaran los accidentes fatales que los involucran cada verano, chicos y adolescentes los siguen usando, muchas veces sin el casco ni la supervisión de un mayor.
Al ser en general adquiridos como objetos de entretenimiento para el verano, muchos de sus dueños tampoco se preocupan demasiado por patentarlos o contratarles un seguro. La alta tasa de irregularidad en la documentación de este tipo de vehículos lleva a que decenas de ellos sean secuestrados todos los días por los municipios de la costa bonaerense.
En Pinamar, por ejemplo, ya a la entrada a la ciudad, un puesto de la Policía bonaerense detiene a quienes ingresan con cuatriciclos para solicitarles sus papeles. Pero además, cada tarde en la zona de acceso al Más Allá, así como en Cariló, dos puntos donde suelen ir quienes tienen estos vehículos a manejarlos entre los médanos, agentes de la dirección de Tránsito y la Agencia de Seguridad Vial se ocupan de asegurarse de que todos ellos se encuentren en regla.
“Mucha gente los compra para traerlos a la playa y piensa que por eso no necesita contar con licencia ni con seguro de responsabilidad civil”, explica un inspector de Tránsito de Pinamar, que asegura que por la falta de casco se retienen por día más de una decena de cuatriciclos.
“Si son menores sin casco se les secuestra el vehículo. Si son mayores, les retenemos el cuatriciclo hasta que traigan un casco”, explican en la dirección de Tránsito de Pinamar, donde las multas por este tipo de infracción van desde los $1.400 hasta los $7.000, pero pueden llegar hasta los $12.000 cuando se encuentra involucrado un menor de edad.
Pero ni los altos valores de las multas ni la multiplicación de los controles parecen suficientes para lograr que muchos dueños de cuatriciclos respeten la ley.
“A pesar de que algunos modelos levantan mucha velocidad y pesan cientos de kilos, hay padres que dejan que los pibes los usen como si fueran bicicletas. Lo vemos todos los días”, cuenta un guardavidas de Pinamar, quien asegura que detrás del fenómeno hay “un problema serio de educación…”
Lo cierto es que más allá de un tema de educación, uno de los mayores obstáculos para controlar a los cuatriciclos es que “no existe legislación”, explican desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial al comentar que si bien existe un proyecto de ley enviado al Congreso para crear un registro de ellos y regular sus espacios de circulación, éste no ha sido tratado aún.
Fuente: eldia.com