La Avenida de Mayo, que en una mañana de domingo suele ser un paseo casi bucólico, fue durante tres horas un hervidero de patrulleros, tanquetas, drones, helicópteros y tropas fuertemente armadas, cientos de uniformados que se movían con celeridad y decisión en torno del edificio de la embajada de Israel.
No fue la respuesta a un ataque real, sino un vasto simulacro de intervención coordinada ante una situación de toma de rehenes y colocación de explosivos dentro de la delegación diplomática situada en Avenida de Mayo 701, coordinada entre el Ministerio de Seguridad de la Nación, la Policía Federal (que estuvo a cargo del operativo) y del Primer Secretario y jefe de Seguridad de la embajada, Nir Kochay.
Supervisaron las acciones de los más de 400 efectivos de 13 superintendencias de la Federal el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, y el jefe de la fuerza, comisario general Néstor Roncaglia.
Participaron del simulacro los grupos GEOF y GE-1, de la Dirección General de Fuerzas de Operaciones Especiales, con la colaboración de la Dirección General de Aviación Federal y distintas áreas de la Federal. El operativo incluyó el despliegue de móviles, un helicóptero, ambulancias y camiones de bomberos y los vehículos blindados y artillados donados por China en ocasión de la reciente cumbre presidencial del G-20, realizada a fines de noviembre en Buenos Aires.
El tránsito en la zona fue cortado, mientras se requisaba en busca de explosivos como parte del simulacro montado en torno a la sede del edificio en el que funciona la Embajada. Por el operativo en superficie, el subte A circuló hasta pasado el mediodía con servicio limitado entre las estaciones Lima y San Pedrito. Eso no preocupó a varios turistas que fueron testigos de un hecho inusual: una toma de rehenes en la embajada, una policía herida -y muerta mientras era retenida-, una extenuante negociación, la colocación de explosivos y, finalmente, la irrupción que puso fin a la crítica situación. Simulada, claro está.
Según dijo a LA NACIÓN el jefe de la Policía Federal, el simulacro comenzó cuando un empleado de la embajada de Israel emitió un llamado de emergencia para avisar que dos terroristas habían tomado rehenes y estaban colocando explosivos, luego de asesinar a un agente que estaba apostado en la puerta de la dependencia diplomática.
“Estoy muy conforme con el resultado de este operativo, en el que se simuló una colocación de explosivos y toma de rehenes dentro de la embajada de Israel. Nuestra idea era armar un equipo de intervención ante una crisis, un comando coordinado que pueda actuar en un atentado, una toma de rehenes, una agresión. Casi 500 policías trabajaron de forma coordinada”, explicó Roncaglia.

Sobre los detalles del operativo, el jefe de la Federal explicó que las maniobras estuvieron cargadas de un fuerte realismo, pese a los requisitos de coordinación previa que requiere un despliegue táctico de esta magnitud. En ese sentido, remarcó: “Hubo agentes que estaban en sus bases, en pleno relevo, y se alistaron de inmediato en dos helicópteros. El jefe de las fuerzas especiales se hizo cargo del operativo y de la negociación por los rehenes, que habían sido encapuchados y tenían la misma vestimenta que los atacantes. A cambio, los terroristas exigían la liberación de presos en Israel”.

Además, al mismo tiempo que los canes especializados de las brigadas seguían buscando rastros en los rincones de la Avenida de Mayo y los peritos criminalísticos recolectaban evidencias y tomaban fotografías, Roncaglia dijo: “Los policías que participaron del operativo, por ejemplo, no sabían dónde estaban colocados los explosivos de los terroristas. Y en un punto irreversible de la negociación por los rehenes irrumpieron los grupos especiales y efectuaron las detenciones. Luego trabajamos mucho en la recolección de evidencias con la Policía Científica”.
Bajo el sol del mediodía, el despliegue policial ya generaba curiosidad entre numerosos turistas que, a primera hora de la mañana del domingo, eran los únicos transeúntes por la zona y se sorprendían con la irrupción de agentes especiales, por ejemplo, con motos civiles y vestimenta informal, pero con cascos y ametralladoras cortas. Luego arribaron las tanquetas -verdes y azules- y de camionetas negras, sin ninguna identificación visible, descendían los agentes especialistas en explosivos.

“Este simulacro fue una buena preparación para otras operaciones similares. Trabajamos en distintos pisos del edificio y agradecemos la colaboración de la Embajada de Israel”, dijo el secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco.




Fuente: La Nación