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Herramienta eficaz para la seguridad

El uso de armas no letales es clave como herramienta del trabajo policial: permite un accionar proporcional y efectivo como opción intermedia frente a una agresión violenta. Para eso la ministra Bullrich decidió equipar a las cuatro fuerzas federales con estas armas. Hasta ahora, la policía frente a una situación de conflicto estaba obligada a pasar del uso de la tonfa o el bastón, al arma de fuego, poniendo en riesgo la vida de otros ciudadanos y la del agresor.

Hay argumentos falaces acerca de la más utilizada de las armas no letales, que en la Argentina se conoce como Taser. Las armas de descarga eléctrica son utilizadas en 107 países, incluyendo a la mayoría de la Unión Europea y países vecinos de la región. Estas no pueden ser utilizadas como armas de tortura, ya que su uso en tal sentido es inmediatamente identificado por las autoridades competentes. Estas armas poseen chips que registran la cantidad de veces que fue presionado el gatillo, la duración de las mismas y la fecha y hora en que ocurrieron. Las armas de fuego no cuentan con este tipo de registro. En sus versiones más modernas, estas pistolas cuentan con cámaras que se accionan automáticamente al encenderse el arma, dejando registrado todo el accionar del policía.

Quienes critican el voltaje de estas armas -de hasta 50.000 voltios- ignoran que lo que genera daños al cuerpo es el amperaje, no los voltios. En este sentido estas armas trabajan por debajo de los 3 miliamperios, insuficientes para generar daños permanentes en exposiciones cortas. Estos impulsos eléctricos de baja duración y bajo amperaje buscan interferir las señales eléctricas de los impulsos nerviosos; eso es lo que permite en definitiva inmovilizar al agresor. Esto no significa que estas armas sean totalmente inocuas, pero su letalidad es realmente muy baja.

En referencia a la proporcionalidad y eficacia de la respuesta, es necesario destacar que estas armas permiten al policía una mayor progresividad en el uso de la fuerza, especialmente en casos donde la fuerza letal podría convertirse en una opción. Así, frente a situaciones de agresiones por parte de personas bajo alienación mental, o ataques con cuchillos o elementos cortantes, el uso de este tipo de armas salvaguarda la integridad física no solo del efectivo policial, sino también del agresor y de terceros. En este sentido, estudios realizados en EE.UU. demuestran una caída de más del 63% en las lesiones sufridas por miembros de fuerzas de seguridad en los lugares donde se ha implementado el uso de esta arma.

Finalmente, debemos recordar que las fuerzas de seguridad muchas veces actúan en lugares donde hay gran circulación de personas y el uso de un arma de fuego acarrearía grandes riesgos, mientras que en otros lugares como aviones, o instalaciones sensibles, el riesgo sobre el bien material sería inadmisible, por lo cual este tipo de armas resulta indispensable. El uso de estas armas por parte de las fuerzas federales fortalece la prevención en aeropuertos, puertos, estaciones de trenes y colectivos por parte de grupos tácticos que deben actuar frente a situaciones cambiantes en su complejidad y violencia. Vale recordar que este tipo de arma no es más que otra herramienta al alcance del efectivo policial, como la tonfa, la escopeta con munición de goma o el arma de fuego; en tal sentido, hay que tener en cuenta que la formación del personal policial y el protocolo de actuación son claves para hacer un uso eficiente, efectivo y legal de este tipo de armas.

Secretario de Seguridad de la Nación

Fuente: La Nación