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Holanda: las cárceles vacías se convirtieron en hogares para refugiados

En los últimos años bajó el índice de delincuencia y cerraron varias cárceles; el Gobierno decidió usarlas para albergar a miles de refugiados alrededor del país

Una agencia del gobierno de Holanda encargada de recibir a los refugiados en el país abrió las prisiones vacías para acomodar la gran cantidad de inmigrantes que buscan asilo.

El porcentaje del crimen en el país y la cantidad de reclusos bajó considerablemente en los últimos años y, por ese motivo, varias cárceles cerraron. En contraste, el número de inmigrantes comenzó a aumentar (más de 50.000 personas entraron a Holanda sólo el año pasado) y la Agencia Central de Recepción para quienes buscan asilo vio la solución.

El fotógrafo Muhammed Muheisen, ganador del Premio Pulitzer, dedicó los últimos años de su profesión a retratar la crisis de refugiados. “La pregunta en mi cabeza siempre fue: ¿qué pasa después?”, contó a National Geographic. “El camino no se termina una vez que entran al país que los recibe”, añadió.

El iraní Reda Ehsan, 25, se relaja en una mesa en el patio de la misma cárcel
El iraní Reda Ehsan, 25, se relaja en una mesa en el patio de la misma cárcel. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN

 

El otoño pasado, Muheisen empezó a escuchar rumores acerca del “reciclaje” de las cárceles. “No entendía muy bien. Pensaba que los refugiados se sentirían presos”, reveló el fotógrafo.

Le tomó seis meses conseguir un permiso para fotografiar el interior de una prisión. Cuando lo logró, pasó cuarenta días en los que visitó tres instalaciones, conoció a los residentes y retrató sus vidas.

“Hablamos de docenas de nacionalidades”, dijo. “Docenas. El mundo entero está acá”, agregó.

Los refugiados, que vivirán allí durante al menos seis meses mientras esperan que les otorguen el asilo, son libres de entrar y salir. Muheisen contó que algunos hasta forjaron amistades con sus vecinos holandeses.

Yassir Hajji, iraquí, es barbero y en la imagen le está arreglando las cejas a su esposa, Gerbia
Yassir Hajji, iraquí, es barbero y en la imagen le está arreglando las cejas a su esposa, Gerbia. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN

 

A pesar de que no están autorizados para trabajar, practican el idioma y aprenden a andar en bicicleta, una habilidad esencial para vivir en Holanda. El hecho de estar en una prisión no los perturba. Muheisen explicó que cuando les preguntaba qué sentían, ellos le respondían: “Tenemos un techo, en un refugio y acá nos sentimos seguros”.

Un hombre le dijo a Muheisen que vivir en una prisión le dio esperanzas: “Si un país no tiene prisioneros significa que es seguro y quiero vivir acá”.

Mohammed Ben Salem y Amine Oshi fuman en el jardín de De Koepel
Mohammed Ben Salem y Amine Oshi fuman en el jardín de De Koepel. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
Un inmigrante marroquí gay que quiere permanecer en el anonimato se escapó de su país por amenazas de muerte y ahora consiguió el asilo en Holanda
Un inmigrante marroquí gay que quiere permanecer en el anonimato se escapó de su país por amenazas de muerte y ahora consiguió el asilo en Holanda. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
Naaran Baatar, de Mongolia, juega al basquet en la cancha de la cárcel
Naaran Baatar, de Mongolia, juega al basquet en la cancha de la cárcel. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
La refugiada iraquí Fatima Hussein, 65, espera en el bus afuera de la prisión para ir a las entrevistas previas al asilo
La refugiada iraquí Fatima Hussein, 65, espera en el bus afuera de la prisión para ir a las entrevistas previas al asilo. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
Ijaawa Mohamed, 41, se sienta en una silla en la sección reservada para mujeres solteras
Ijaawa Mohamed, 41, se sienta en una silla en la sección reservada para mujeres solteras. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
El afgano Siratullah Hayatullah, 23, toma té afuera de su habitación
El afgano Siratullah Hayatullah, 23, toma té afuera de su habitación. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
Como no están autorizados para trabajar, buscan pasatiempos; Fadi Tahhan, de Siria, toca la guitarra mientras otros escuchan
Como no están autorizados para trabajar, buscan pasatiempos; Fadi Tahhan, de Siria, toca la guitarra mientras otros escuchan. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
Fatima Hussein reza en su habitación
Fatima Hussein reza en su habitación. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
Siratullah Hayatullah lava su ropa en el sector de laundry
Siratullah Hayatullah lava su ropa en el sector de laundry. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
Un refugiado mira por la ventana junto con su hija
Un refugiado mira por la ventana junto con su hija. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN
Un inmigrante juega con una nena afuera de la prisión de Westlingena
Un inmigrante juega con una nena afuera de la prisión de Westlingena. Foto: AP / MUHAMMED MUHEISEN

 

Fuente: La Nación