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Inseguridad. Un linchamiento expuso un fenómeno que crece con rapidez

Unas 500 personas participaron de una verdadera cacería humana en Tucumán. Tras el hallazgo del cuerpo de Abigail Riquel, una nena de nueve años que fue violada, familiares y vecinos identificaron a José Antonio Guaymás como sospechoso y fueron tras sus pasos. Durante 72 horas quemaron tres viviendas que estimaban como potenciales refugio para el hombre que había salido poco antes de prisión. Guaymás tenía 19 causas por robos y en ninguna había llegado a juicio. Está vez una turba se adelantó a la policía. Fue linchado.

“La sociedad tucumana le está diciendo algo a las instituciones con este linchamiento salvaje. ¿Cómo es posible que los ciudadanos encuentren a la niña y al presunto abusador antes que el Estado? Esto tiene que ver con las fallas de las instituciones, errores que se traducen como violencia institucional. Las personas actúan de manera brutal porque ven impunidad. El linchamiento se podría haber evitado. En otros casos la policía hubiera investigado con mayor agilidad”, reflexionó la abogada Gabriela Rodríguez, especialista en temas de género y directora académica de la Fundación Cintia Fernández, una ONG que trabaja en el Norte con familias víctimas de la violencia.