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Las armas en manos de civiles duplican a las que están registradas

Se considera que hay 3 millones en el país. También crece la cantidad de pedidos de permisos. Pero solamente el 30% de los usuarios está en regla.

Luego de que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, declarara a fines del año pasado que “el que quiera andar armado que ande armado”,  se estima que en la Argentina hay en circulación más de 3 millones de armas de fuego en manos de civiles y, de ese total, la mitad no están registradas.

La alarmante cifra surge de un informe al que tuvo acceso el Equipo de Investigación de Perfil Educación, que fue elaborado por el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip), una organización especializada en tratamiento de armas que trabaja en el país desde hace más de treinta años y que es reconocida por las Naciones Unidas para impulsar el control de armas de fuego en civiles.

La cantidad de armas de fuego registradas en Argentina asciende a 1.639.293, según la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac), creada en 2015 en reemplazo de la Dirección Nacional del Registro Nacional de Armas, ex Renar. Pero Inecip –que forma parte del Consejo Consultivo de Anmac– sostiene que a los datos oficiales hay que duplicarlos, por lo que advierte que en realidad existen “entre 3 y 4 millones de armas” en el país.

El número de las armas en la sociedad civil siempre fue mayor de lo que el Estado conoce como tal, porque se debe tener en cuenta que acceder a armas de fuego no necesariamente implica que la persona haya pedido su tenencia legítima”, aclara Aldana Romero, directora ejecutiva de Inecip. 30%.

Esa cifra se conforma a partir del análisis de dos encuestas nacionales que venían siendo realizadas por el Ministerio de Justicia y el Ministerio de Salud sobre tenencia de armas hasta fines de la década pasada: en ambos casos los datos obtenidos sobre armas duplicaba y, en algunos casos, hasta triplicaba la cantidad de armas registradas oficialmente.

“El número de las armas en la sociedad civil siempre fue mayor de lo que el Estado conoce como tal, porque se debe tener en cuenta que acceder a armas de fuego no necesariamente implica que la persona haya pedido su tenencia legítima”, aclara Aldana Romero, directora ejecutiva de Inecip.

A pesar de la gran cantidad de armas de fuego que circulan en las calles de Argentina, solo el 30% de los usuarios está registrado, según la Anmac. El organismo oficial informa que hay 1.016.843 usuarios autorizados por el Estado en 2019, pero advierte que el 70% de los usuarios presenta alguna irregularidad. Por lo que en la actualidad existen 711 mil usuarios que tienen su credencial de portación de armas vencida.

Por otra parte, en la información sobre solicitudes de portación de armas que la Anmac sube regularmente a la plataforma de acceso público, y a la cual accedió el Equipo de Investigación, se observa que desde 2017 se realiza un promedio de 50 mil solicitudes nuevas por año.

Sin embargo, la base de datos provista por el organismo no permite conocer cuáles fueron los pedidos aprobados para portar armas de forma legal.

La Anmac debe administrar y supervisar el uso de armas civiles, a la vez que es responsable de registrar, fiscalizar y controlar todas las actividades vinculadas con la utilización de pólvoras y explosivos dentro del territorio nacional.

Desde 2015, el organismo a cargo de Eugenio Cozzi, que es, a su vez, un destacado usuario de armas y un tirador experto, que supo formar parte de la Asociación de Legítimos Usuarios y Tenedores de Armas de la República Argentina (Alutara).

Esa característica hizo que Cozzi fuera cuestionado por la Red Argentina para el Desarme, que lo acusa de su imparcialidad para desestimar el uso de armas en la sociedad civil y también lo señala por haber sido crítico del Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas, que entre 2007 y 2014 sacó de circulación más de 160 mil armas de fuego. Hoy la iniciativa sigue vigente pero no cuenta con la difusión de años anteriores.

El Equipo de Investigación se contactó con Cozzi, pero el funcionario no quiso realizar declaraciones.

Fábricas

A diferencia de lo que sucede con otros mercados ilegales como el narcotráfico, en el caso de las armas de fuego no hay fabricación que sea completamente irregular, explica Julián Alfie, abogado especializado en Ciencias Penales y Sociales. “Es difícil imaginar que un montaje para la fabricación de armas pueda configurarse  sin que el Estado la detecte.

A su vez, la incidencia de las ‘armas tumberas’ es relativamente baja. Es por eso que se sostiene que el verdadero desvío proviene de fábricas legales, hacia el mercado ilegal”, señala Alfie.