bannerprevenir2

Otra viveza criolla: se extiende el uso de falsos stickers de discapacitados en la ciudad

Cristian es un mentiroso serial. Miente cada vez que abre la boca. Miente cuando dice que es el encargado de trasladar a un chico con retraso madurativo; miente cuando asegura que no hay ninguna ganancia extra en colocar en el parabrisas de su auto el famoso símbolo de una persona en silla de ruedas; miente cuando jura que no conoce al dueño del vehículo que está estacionado a pocos metros del suyo y que curiosamente tiene el mismo número de certificado que él exhibe en su propio rodado.

Cristian Bravo es una de las millas de personas que en la Argentina tiene un certificado de discapacidad trucho. La historia, no exenta de cierto ingenio, reanudar hasta dónde llega la “viveza criolla”: el primer paso consistió en fotocopiar un color un solo La oportunidad llegó de la mano de una mujer a la que le había brindado tareas de plomería y cuyo hijo adolescente tiene un retraso de grado severo que le afecta el habla, la motricidad y el desarrollo cognitivo.

El segundo paso para el engaño fue todavía más fácil: Cristian le pidió a su hermano Waldo -el sueño en su papel de descuidado- que plastificó el papel que había suscrito, registrado en la Agencia Nacional de Discapacidad con el número 129521. Unos stickers azules y blancos bajados de internet en la burda maniobra. Y así fue como en pocas horas obtuvieron dos carteles relucientes que enseguida comenzaron a usar sus autos para estacionar en lugares indebidos y evitar multas.

El Certificado Único de Discapacidad (CUD) es usado para obtener la cobertura integral de salud y medicina y también para tramitar el botín más preciado por los integrantes de la Argentina: el Símbolo Internacional de Acceso, que otorga el derecho al libre tránsito y estacionamiento

Por todo esto, cuando Cristian Bravo tuvo que enfrentarse con el equipo de  Telefe Noticias  Documentaba que la mostraba sus irregularidades, que no se quedaba otra que hacía lo que la venta mejor: mentir. Aunque lo paralizó un súbito sentimiento de vergüenza ajena, no logró justificar su accionar. Pero el caso de los hermanos Bravo está lejos de ser el único; hay tantos “modus operandi” como certificados fraguados.

Viveza criolla, vergüenza ajena: plaga de falsos discapacitados
Viveza criolla, vergüenza ajena: plaga de falsos discapacitados  Crédito: Gentileza Telefé Noticias

 

El Certificado Único de Discapacidad (CUD) es usado para obtener la cobertura integral de salud y medicación y también para tramitar el botín más preciado por los integrantes de la Argentina trucha: el Símbolo Internacional de Acceso, que otorga el derecho al libre tránsito y estacionamiento.

Los derechos de los individuos que disponen de los símbolos de acceso están contemplados por la Ley nacional 19.279 y por la Ley de la Ciudad 2.148. Sin embargo -como suele suceder en nuestras latitudes-, hecha la ley, hecha la trampa.

Para complicar más el panorama, no sólo se aprovechan de un sistema ideado para personas con limitaciones de salud, sino que además lo aprovechan mal: tapan rampas, pisan sendas peatonales, usan cordones amarillos, tiran sus coches en la puerta de escuelas, hospitales o arriba de las veredas, entre otros atajos

El caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es paradigmático ya que hay cada vez menos lugar para transitar. De lunes a viernes circulan 1.600.000 autos y la ciudad dispone de 364.369 espacios para estacionar en la vía pública y de 610.693 espacios entre cocheras privadas y comerciales; es decir, si quisieran estacionar todos al mismo tiempo, cuatro de cada diez conductores no tendrían dónde dejar sus vehículos. Estacionar sin ser multado o enganchado por la grúa es casi un milagro.

Pero como a cada problema la viveza criolla le encuentra una solución, la ciudad está inundada de vehículos con certificados de discapacidad falsos. Con su uso, los conductores consiguen “beneficios” que no deberían conseguir. Para complicar más el panorama, no sólo se aprovechan de un sistema ideado exclusivamente para personas con limitaciones de salud, sino que además lo aprovechan mal: tapan rampas, pisan sendas peatonales, usan cordones amarillos, tiran sus coches en la puerta de escuelas, hospitales o arriba de las veredas, total la policía no los multará y/o la grúa no se los llevará.

En la ciudad circulan muchos vehículos con falsos stickers de discapacitados
En la ciudad circulan numerosos vehículos con falsos stickers de discapacitados Crédito: Gentileza Telefé Noticias

 

¿Cómo hacen los “truchos” para obtener sus papeles? La investigación que Telefe Noticias vino llevando adelante desde hace más de tres meses descubrió todo tipo de maniobras: certificados con un titular real usado por uno trucho, certificados con discapacitados inventados y hasta certificados a nombre de muertos. Además, en las próximas horas revelaremos un material fílmico que promete ser un escándalo: los certificados apócrifos siendo vendidos por quienes deben controlar, un clásico del curro local.

Hay estadísticas oficiales sobre la cantidad de discapacitados, pero no existe aún noción sobre la cantidad de falsos discapacitados. Pero basta agudizar la vista para comprender que hay demasiadas personas haciéndose las vivas y arruinando los derechos de los discapacitados.

* El autor es periodista de Telefe Noticias

Fuente: La Naciòn