La Seguridad Basada en el Comportamiento cumple cabalmente estos requerimientos. Se aboca exclusivamente al estudio, evaluación y control de la conducta y no a supuestos estados subjetivos como la actitud o la influencia de la cultura u otros por ejemplo, cuya medición con valor objetivo es prácticamente imposible. En contraparte, la conducta, es un fenómeno observable, por lo tanto medible y gestionable.
Estos tiempos de cambios globales, de fórmulas corporativas cuyo único objetivo es establecer prácticas competitivas de gestión, los avances y desarrollos tecnológicos para ejecutarlas son las características vigentes de las organizaciones. No obstante, estos cambios acelerados implican enérgicos desafíos para las empresas, cuyo proceso de adaptación permitirá su avance.
La prevención de riesgos laborales como sistema de gestión ha sido también parte de estos cambios adaptativos. Para nadie es una novedad que los logros que ha alcanzado se deben a las diversas perspectivas técnico-profesionales que le han permitido evolucionar en beneficio de la salud y la seguridad de las personas que laboran en las empresas.
Debemos considerar la especial contribución que la ingeniería ha hecho a la seguridad industrial a lo largo de décadas y que continúa, por ejemplo, a través de la, también interdisciplinaria, ergonomía. Sin embargo, debemos también subrayar que a pesar de sus grandes aportes, la ingeniería por sí sola no sería suficiente para controlar todos los riesgos que se presentan en los ambientes laborales.
La psicología es otra de las ciencias que llegó a las organizaciones también para quedarse. Su permanencia de más de un siglo lo evidencia. Sin embargo, es recién hace unos veinte años que su influencia comenzó a determinar el futuro de la seguridad industrial y la prevención de accidentes.
El renombrado psicólogo español José Luis Meliá, dice sin lugar a dudas, “el ámbito donde la Psicología de la Seguridad y Salud ha conseguido sus logros prácticos más tangibles y valiosos es en la reducción de la siniestralidad y de los enormes costos económicos de la misma”.
Todos los estudios y estudiosos del tema coinciden en señalar que el comportamiento humano es causa esencial de la mayoría de los accidentes. Tal es así que, hace ya algunos años Dupont, una de las organizaciones más reconocidas a nivel mundial por sus estudios y éxitos en temas de prevención de riesgos laborales, concluía que entre el 80 y 90 por ciento de los accidentes se debía a los actos de las personas. Posteriormente, la organización norteamericana National Safety Council aseguró que el 02 por ciento de los accidentes se debía a causas naturales o inevitables, otro 10 por ciento a factores de diseño o ingeniería y el 88 por ciento al factor humano.
Respecto a estos últimos datos, no convendría ignorar el porcentaje que tiene sus causas en el diseño o la ingeniería, cuya responsabilidad recae también en las personas, aunque, en este caso, sean consideradas como factores causales indirectos del accidente. Por ello, cuando hablamos de comportamiento responsable para la seguridad, debemos considerar a todos los colaboradores de la empresa, independientemente del orden jerárquico. Por tanto, el factor humano en todos los niveles de la organización es la clave de la prevención de riesgos laborales y no puede omitirse en la evaluación ni en la acción preventiva.
Ya, sin lugar a dudas, podemos afirmar que el comportamiento siempre es causa “necesaria” en la ocurrencia de accidentes, causa sin la cual estos accidentes jamás hubieran ocurrido. Es decir, la gran mayoría o casi todos los accidentes se deben al comportamiento de las personas en el desarrollo de sus labores y nos referimos al comportamiento o acto inseguro o “subestándar” que los desencadenan.
PSICOLOGÍA Y PREVENCIÓN DE ACCIDENTES
Aquí, cabría ya inquirir si la Psicología es necesaria en la consecución de objetivos para prevenir accidentes. Pues bien, Meliá magistralmente menciona: “La respuesta es, clara y rotundamente, sí. La Psicología no sólo puede ayudar a prevenir accidentes laborales, sino que en la medida en que los accidentes dependen del comportamiento humano, la Psicología se convierte en imprescindible para conseguir una prevención eficaz”.
Cuando decidimos hacer una intervención psicológica en una empresa, en este caso, una intervención conductual, para controlar y disminuir los accidentes laborales, debemos considerar que la Seguridad Basada en el Comportamiento, es quizá la mejor herramienta de la Psicología de la Seguridad y la que mejor ha evidenciado su éxito y, es que dispone de las metodologías más precisas, además de funcionales, que han demostrado su eficacia de modo indiscutible y manifiesto en organizaciones de prácticamente todos los sectores productivos de múltiples países.
En algún momento cuando se pensó que no sólo los ambientes, las maquinarias, los equipos, las instalaciones, etc. en condiciones seguras contribuían a evitar accidentes en las personas, entonces la atención se dirigió al entrenamiento. Había que formar e informar al trabajador sobre los métodos y riesgos inherentes a su labor; cómo abordarlos, controlarlos o eliminarlos. Vale enfatizar que el entrenamiento se hace aún más necesario cuanto más compleja es la tarea y los dispositivos con los que cuenta ésta, obedecen a procesos tecnológicos.
Obviamente, ambas condiciones son necesarias e imprescindibles. No podríamos esperar seguridad en un contexto de condiciones inseguras, tampoco un colaborador trabajaría de manera segura si es que no ha recibido previamente capacitación relativa a sus ocupaciones. No obstante, ¿podríamos entonces suponer que estas condiciones son suficientes para evitar accidentes? Probablemente no. Si la persona que realiza su labor no se siente comprometida con la seguridad, si no tiene motivos para desarrollarla de manera segura, entonces no lo hará. Posiblemente, le es más fácil, más rápido, más cómodo, etc. hacer su trabajo de modo inseguro.
Nuestra tarea entonces, es determinar cuáles son las condiciones o situaciones que facilitan las conductas inseguras, así como, las que permiten un comportamiento seguro. Indudablemente, estamos hablando de intentar cambiar y controlar conductas, que únicamente podríamos lograr a partir de un proceso de intervención conductual, con la rigurosidad científica que permita versar sobre fenómenos observables o que puedan, estos, ser cuantificados y analizados en condiciones objetivas. No debe ni puede admitirse como objeto de estudio psicológico nada que no reúna tales condiciones.
SEGURIDAD BASADA EN EL COMPORTAMIENTO
Justamente, la Seguridad Basada en el Comportamiento cumple cabalmente estos requerimientos. Se aboca exclusivamente al estudio, evaluación y control de la conducta y no a supuestos estados subjetivos como la actitud o la influencia de la cultura u otros por ejemplo, cuya medición con valor objetivo es prácticamente imposible. En contraparte, la conducta, es un fenómeno observable, por lo tanto medible y gestionable. Señala muy puntualmente el distinguido Psicólogo Luis López Mena: “Siendo la conducta en el trabajo un fenómeno observable, de ocurrencia natural y frecuente, puede ser, razonablemente, nuestro objeto de estudio”. “La conducta se encuentra relacionada con acontecimientos del ambiente de forma sistemática y predecible, por lo que, el estudio de las relaciones entre la conducta y el ambiente, podría llevarnos a la predicción y control de la conducta en el trabajo”.
Existen además, otras características propias de la Seguridad Basada en el Comportamiento que la distinguen de otras metodologías o modelos de intervención, que la hacen, a su vez, funcional y adaptable a cualquier sistema de gestión de seguridad, he aquí las más importantes:
1. Su enfoque proactivo facilita actuar antes de que ocurran los accidentes. Debido a que estos se encuentran al final de una secuencia de incidentes no permiten una evaluación preventiva. Sin embargo, los comportamientos inseguros que facilitan estos incidentes ocurren frecuentemente, lo cual nos posibilitará su gestión y control. Además, el concentrarnos en los comportamientos nos proporcionará un mejor indicador del nivel de seguridad.
2. La intervención se realiza exclusivamente sobre datos observables. Como mencionamos anteriormente. La conducta es un fenómeno observable y todo lo que se puede observar se puede registrar y todo lo que se puede registrar se puede medir y todo lo que se puede medir se puede administrar. A partir de la recolección de la información conductual podemos desarrollar estadísticas, hacer análisis e inferencias causales de los comportamientos, entre otros.
3. El intervenir sólo las conductas críticas o específicas hace referencia a que no tenemos que administrar todo el repertorio conductual de los colaboradores. Sólo debemos identificar las que repercuten negativamente en la prevención de accidentes. Así también, debemos ponerle especial atención a aquellas que facilitan un trabajo seguro.
4. El dirigir con antecedentes y motivar con consecuencias es quizá, después de la observación, el elemento clave de la gestión conductual. Un antecedente es un activador de la conducta y está presente, valga la redundancia, antes de la conducta. Estos pueden darse a través de normas, reglamentos, acciones gerenciales, capacitación, etc. Desafortunadamente, estos activadores no influyen significativamente en el comportamiento. Son las consecuencias de la conducta las que determinan su probable repetición o extinción. Hay que crear y potenciar consecuencias que refuercen comportamientos deseados.
5. La Seguridad Basada en el Comportamiento, no sólo permite sino que incrementa el protagonismo de todos los colaboradores de una organización. Son los mismos trabajadores, los que participan del diseño, implementación e intervención del programa, conjuntamente con un equipo guía. Ellos logran así una mejor comprensión de las características del proceso y se sienten parte del mismo y de las decisiones y mejoras en beneficio de la seguridad en su empresa.
La perspectiva de la Seguridad Basada en el Comportamiento, a menudo, concede un prudente mensaje a los responsables de la prevención en una organización y es que, si el comportamiento inseguro es la norma en un lugar de trabajo, es porque este está sistemáticamente propiciando consecuencias que favorecen el comportamiento arriesgado.
Fuente: prevention-world.com