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¿Qué podemos hacer si detectamos que un compañero bebe en el trabajo?

El alcohol está muy presente en nuestra sociedad y su consumo, al igual que el de otras drogas por parte de la población laboral, es una realidad conocida, según los datos del Observatorio Español sobre Drogas 2015. Sin embargo, aunque beber bebidas alcohólicas está normalizado, el alcohol no deja de ser una sustancia tóxica que produce graves riesgos para la salud física y mental, por ello debe evitarse su consumo.

Más allá de en los eventos lúdicos y los actos sociales, las bebidas alcohólicas también están presentes en los ambientes laborales donde existen factores multidimensionales que pueden incrementar el riesgo y favorecer el inicio de consumo de cantidades elevadas de alcohol, así como su consumo mantenido en el tiempo. Este consumo excesivo de alcohol podría darse tanto en horario laboral, como una vez finalizada la jornada laboral.

La falta de motivación para el puesto de trabajo, la carencia de refuerzos positivos, la imposibilidad para el crecimiento personal o la promoción laboral, el exceso de trabajo y responsabilidad o la monotonía son algunos de los factores que pueden propiciar que se aumente y mantenga el consumo de alcohol, tal y como destacan desde la Comisión de Intervención Laboral de Proyecto Hombre que dirige David García, director de Proyecto Hombre La Rioja.

¿Qué consecuencias tiene beber en el trabajo?

Si nos paramos a pensar en los efectos que tiene el consumo de alcohol en el trabajo, seguramente la primera consecuencia que aparece en nuestras mentes es la posibilidad de que ocurra algún accidente en el caso de manejar maquinaria o conducir un vehículo. Sin embargo, el impacto y los efectos son mayores y pueden afectar tanto al trabajador como a la propia empresa, tal y como especifica María Robles Martínez, psiquiatra en el Hospital del Mar, en Barcelona:

Efectos en el trabajador

“Las consecuencias más prevalentes son los problemas de relación con el resto de compañeros, con conductas de agresividad verbal o física; problemas de salud física y psíquica (lo que da lugar a un mayor número de absentismo laboral y a la mayor cantidad de incapacidades laborales transitorias), disminución del rendimiento y de la productividad y también el incremento de los accidentes laborales”, añade.

Efectos en la empresa

En cuanto a la empresa, la especialista matiza que por un lado está la disminución de las ganancias o la pérdida de productividad y por otra parte está el gasto que a la empresa le suponen los problemas de salud y absentismo ocasionados por el consumo de alcohol.

Ambos expertos insisten en que las empresas deberían contar con programas de prevención en drogodependencias para identificar y solucionar estos problemas de manera que se mantenga la confidencialidad de la persona. Estos programas deben contar con pautas de actuación en caso de detección de un problema de consumo de alcohol, u otra sustancia, en un compañero de trabajo, como por ejemplo, dar el aviso al médico de empresa y/o al responsable de salud laboral.

¿Qué pasos hay que dar si detectamos que un compañero bebe en el trabajo?

En primer lugar, desde Proyecto Hombre recuerdan que todos los trabajadores deben asumir su responsabilidad para prevenir accidentes y proteger la vida de terceras personas. “Pero las empresas también deben jugar un papel activo y facilitador de que estas situaciones no sean escondidas por miedo a represalias y consecuencias laborales no adecuadas para el compañero que puede presentar un consumo de alcohol. Estos miedos se encuentran entre los principales motivos de ocultación. La intervención temprana, es decir, en los primeros estadios de problemática, reducen los daños personales, tanto a nivel de salud física como psicológica, también otorga menos tiempo para el deterioro de las relaciones laborales, familiares y sociales. Cuanto menor es el daño, más fácil es la recuperación”, apostillan.

Teniendo en cuenta esto, posteriormente hay que avisar a la figura de referencia en cuestiones de salud laboral ya que “se debería de hacer una intervención urgente para aclarar lo que está ocurriendo y plantear una solución inmediata mientras el paciente es atendido por los profesionales sanitarios”.

En estos casos Robles señala que la empresa debe aprovechar esta ocasión para realizar talleres o charlas explicativas de los riesgos tanto personales como profesionales derivados del consumo de alcohol en el trabajo. En estos talleres se podrían realizar intervenciones grupales y de puesta en común para romper con los falsos mitos y creencias y aportar información veraz sobre el consumo de alcohol a todos los trabajadores.

Respecto a si es mejor intentar hablar primero con el compañero, Robles indica que depende del grado de confianza que se tenga con el compañero. “Es un aspecto que debe valorarse en cada caso en particular; si la relación con el compañero es buena y estrecha, es recomendable acudir a él y expresarle nuestra preocupación y ofrecerle acompañamiento para buscar ayuda. Si no se tiene confianza suficiente con esta persona, lo mejor es acudir al médico de empresa o de prevención de riesgos laborales, siempre manteniendo la mayor confidencialidad posible para con la persona en cuestión”.

Además, desde Proyecto Hombre añaden que el abordaje de problemas de consumo de alcohol u otras drogas suele ser delicado y difícil de tratar. “Es muy habitual que las personas se posicionen de modo defensivo y se sientan atacadas, por lo que solemos recomendar tratarlo desde un acercamiento tranquilo, individualmente si es posible y sobre todo dejando clara la intención de ayudar”.

¿Qué factores aumentan el consumo de alcohol?

Además de las ya mencionadas, las causas que llevan a una persona a beber en su entrornoo laboral son diversas e incluyen, tal y como destacan desde la Comisión de Intervención Laboral de Proyecto Hombre:

  • Factores relacionados con la propia persona: tolerancia a la frustración y su estado de ánimo, la presencia de conflictos interpersonales y familiares, vivir en un entorno de consumo, cómo emplea el ocio y tiempo libre, la disposición o no de estrategias y hábitos de salud adecuados, etc.
     
  • Elementos del propio trabajo o de las propias organizaciones: factores relativos a las condiciones de trabajo como estrés, excesiva carga de trabajo, jornadas demasiado largas, turnicidad y nocturnidad. Trabajar en un entorno laboral de tolerancia respecto al consumo o realizar tareas rutinarias y repetitivas.
     
  • Factores relativos a la insatisfacción con el entorno y las condiciones económicas: la valoración de los superiores e iguales no es la que se espera, existen problemas con la autoridad/liderazgo organizativa, surgen sentimientos de incapacidad para las tareas que hay que desempeñar, la remuneración no está ajustada a las funciones que se realizan, existe un clima tenso o inadecuado en el trabajo, entre otros. Además, factores relacionados con la precariedad laboral: contratos temporales que pueden dificultar la planificación del futuro y que genera a las personas incertidumbre y malestar emocional.

A estos factores Robles suma:

  • La disponibilidad de bebidas alcohólicas en el ámbito laboral y trabajos en los que por sus particularidades tengan acceso más fácil y habitual al alcohol.
     
  • Roles de trabajo que condicionan situaciones favorables de consumo de alcohol: comidas o viajes de negocios, por ejemplo.
     
  • Trabajos en los que se necesitan unas condiciones físicas o psíquicas de especial resistencia, trabajos en donde el trabajador no tiene horario fijo con continuas rotaciones horarias, o también trabajos donde se necesita un esfuerzo físico mayor para su realización.

“La confluencia de uno o varios de estos factores da lugar a un incremento de los niveles basales de estrés del trabajador; esta situación podría resolverse adecuadamente con un afrontamiento eficaz de la situación. Sin embargo, si el trabajador no cuenta en ese momento con los recursos personales pertinentes para afrontar esta situación, puede iniciar conductas evasivas mediante el consumo de alcohol”, explica Robles.

Respecto a si hay trabajos que propician que el consumo de alcohol sea mayor que en otros, desde Proyecto Hombre indican que aunque el riesgo es multidimensional, “un estudio desarrollado por el Observatorio Español de la Drogas y las Toxicomanías señala que los sectores productivos con una mayor presencia de consumo de riesgo de alcohol son la construcción, agricultura pesca y ganadería, así como el sector de la hostelería”.

Por otro lado, Robles recuerda que algunos expertos opinan que la actividad laboral parece tener una actividad preventiva o rehabilitadora del trastorno por consumo de alcohol. “Por ello se observa que los parados consumen mayor cantidad que los trabajadores en activo, sea cual sea su edad. Esta relación desempleo-consumo de alcohol parece ser bidireccional puesto que el consumo de alcohol durante la jornada laboral puede conllevar el despido y también la persona desempleada consume mayor cantidad de alcohol con finalidad evasiva”.

Fuente: cuidateplus