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Seguridad en la calle

Una guía para adolescentes y jóvenes

La seguridad personal es una preocupación constante para las familias en donde hay miembros adolescentes y jóvenes que inician una etapa de su vida que requiere la práctica de una cierta autonomía e independencia fuera de los ámbitos familiares.

Conversar con ellos para brindarles herramientas de prevención y protección para utilizar mientras están en la calle, haciendo compras o realizando actividades recreativas en espacios públicos es crucial para fortalecer su capacidad de vivir esas experiencias de la mejor manera posible y saber cómo reaccionar.

Es importante destacar que toda la respuesta de su conducta debe basarse en estar conscientes, atentos y estar preparados para cualquier situación que pueda surgir con la certeza de que van a saber cómo actuar, pedir ayuda o solucionar lo que pase. Es desde esa tranquilidad que debemos guiarlos como adultos responsables de su cuidado.

Hoy presentamos una guía de seguridad en la calle para que compartas con los jóvenes y adolescentes de tu familia. Pautas de ayuda para aplicar, ensayar y vivenciar cuando circulan en la calle y en espacios públicos. De paso también pueden servir como disparadores para conversar sobre el tema, las propias experiencias que ya hayan tenido o que hayan tenido sus amistades.

Guía de seguridad en la calle para adolescentes y jóvenes:

  1. Mantener la “conciencia situacional”:

Estar siempre alerta y consciente del entorno evitando distracciones con el teléfono celular u otros dispositivos electrónicos y el uso de auriculares. Agudizar los sentidos es clave para procesar toda la información que circula en un ambiente complejo como la calle, el colectivo o un centro comercial. Incluso prestar atención a las personas que te rodean, la distancia que te separa o no de ellas, los movimientos repentinos de otras personas, si escuchás sonidos lejanos, la cercanía con puertas, ventanas y salidas de emergencia. Ese registro debe ensayarse para que luego se naturalice como una actitud de autoprotección.

  1. Caminar con confianza:

Una postura segura puede disuadir a agresores así como la mirada atenta y abierta al espacio y las personas. El contacto visual también puede ser un aviso de registro e inhibición de un posible ataque o robo. Si llevás mochila o cartera es importante que la uses de modo tal que la puedas tener a la vista y si tiene bolsillos no los cargues con el celular, dinero o documentos. A veces es más práctico usar esos bolsillos pero lo cierto es que es más fácil el acceso para sufrir un robo rápido de tus pertenencias. Evitá exhibir en público objetos de mucho valor porque aumentan los riesgos de sufrir un robo.

  1. Planear la ruta con anticipación:

Antes de salir de casa tenés que saber e informar el camino que vas a tomar. Un adulto responsable debe tener conocimiento de tu ubicación en caso de que suceda algo inesperado. Muchas familias deciden activar en los celulares las aplicaciones que tienen ubicación inmediata, pero suele tener algunas demoras o depender del servicio de internet disponible en el área. Por lo cual, no es tan efectivo confiarse únicamente de la tecnología para ubicarse.
Elegí y da a conocer los medios de transporte que vas a usar y los horarios estimados de salida y llegada. Evitá áreas de la ciudad que sean conocidas por su alta criminalidad o falta de iluminación optando por caminos bien iluminados y transitados, especialmente durante la noche.

  1. Evitar el aislamiento:

Siempre que sea posible hay que caminar acompañado de amigos, familiares o compañeros. Hay seguridad en grupos numerosos y los posibles agresores son menos propensos a atacar a grupos de personas. Esto mismo aplica a la situación típica de salida nocturna en donde en la mitad de la noche alguien decide irse solo/a del lugar. No es conveniente hacerlo. Si llegaste en grupo a un lugar te vas con ese mismo grupo, o al menos, con una parte del mismo.

  1. Confíar en los propios instintos:

Si algo parece sospechoso o genera incomodidad hay que confiar en los propios instintos y actuar en consecuencia. Muchas veces las señales de peligro se pueden percibir antes de que suceda un hecho de inseguridad en sí mismo. Nuestro instinto tiene dos posibles reacciones: pelear o huir. Lo recomendable es no tratar de enfrentar a quien nos está agrediendo sino huir, pedir ayuda, gritar o hacer algo que de cuenta al entorno de que estás en peligro y hay algo fuera de lugar sucediendo. La reacción de pelea muestra que podés enfrentarte a aquello que sucede y da otro mensaje a quienes pueden ayudar porque no se sabe quién o por qué empezó la pelea. No hay que tener vergüenza por tener reacciones como gritos o movimientos repentinos para huir. El instinto está primero. 

  1. Conocer los recursos disponibles:

Los recursos de seguridad disponibles en donde vivís hacen referencia a los servicios de seguridad tanto pública como privada a los que tienes acceso: policía, personal de seguridad, bomberos, defensa civil y líneas de emergencia son canales para pedir ayuda y solucionar problemas. Conocé dónde están ubicados, cuáles son sus números de teléfono y cómo actuar cuando te ponés en contacto con ellos por una emergencia. Del mismo modo, recomendamos que conozcas dónde hay hospitales y cómo comunicarte con un servicio de urgencias público.

  1. Reforzar las habilidades de autodefensa:

Si aún con estos consejos no lográs sentirte seguro/a en la calle podés probar clases de autodefensa para tener las habilidades básicas y la práctica pasada por el cuerpo. Muchos jóvenes que han sufrido un robo violento necesitan reforzar esta habilidad para volver a circular sintiéndose seguros. En este tipo de cursos no se fomenta la violencia y, muy por el contrario, se busca un uso racional de la fuerza acorde a cada situación de peligro.

Conclusión:

En conclusión, “la práctica hace al maestro” y este dicho aplica para los y las adolescentes y jóvenes que deben vivir una transición a la vida adulta con menor presencia y cuidado de sus padres y con un ejercicio mayor de su propia autonomía. Este paso es inevitable y podemos ayudarlos a hacerlo mejor.
En SIE somos responsables de la seguridad de grandes condominios de viviendas y en nuestra tarea diaria colaboramos para que las familias se sientan más seguras con sus dinámicas diarias e impulsen a sus hijos a desarrollar una actitud segura al entrar, salir y moverse entre sus hogares, la calle y sus actividades. Siendo nuestra tarea un pilar más para cuidar de cada paso que den y cada nuevo aprendizaje que conquisten.