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Tres aspectos para entender cómo se estudia la “Sensación de inseguridad”

¿Cómo se estudia desde la sociología y el análisis de la opinión pública la llamada “Sensación de Inseguridad”?

Las reacciones sociales hacia la inseguridad son un tema de estudio que abarca su dimensión afectiva, cognitiva y conductual.

Para Latinoamérica, no existe aún una metodología unificada para medir el fenómeno, por lo cual la investigación se hace a través de encuestas de opinión pública como la encuesta LAPOP (Proyecto de Opinión Pública de América Latina de la Universidad de Vanderbilt: www.vanderbilt.edu/lapop/) y la encuesta Latinobarómetro (www.latinobarometro.org) encuestas de consultoras privadas como Gallup.

El estudio sociológico busca profundizar las reacciones sociales hacia la inseguridad como algo más que sentimientos, e intenta dar cuenta de patrones comunes dentro de la sociedad civil.

Se centra en las reacciones hacia la inseguridad del público general, entendiendo a dichas reacciones como las emociones, conductas, representaciones (o actitudes) del público hacia la inseguridad que se verbalizan y muestran socialmente.

Aspectos afectivos, cognitivos y conductuales: lo que se ve, se siente y se cree

Los tres tipos de respuesta que se tienen en cuenta como base para analizar las reacciones frente a la inseguridad son:

-Afectivas: expresiones de sentimientos hechas en declaraciones de temor, fobia, bronca, compasión, hacia los delincuentes o alguna situación que se define como violenta, insegura, o de riesgo.

-Cognitivas: son las expresiones de las creencias. Respuestas punitivas, percepciones de riesgo de ser víctima de un hecho de inseguridad, preocupación securitaria. Se observan las declaraciones sobre cómo se debe tratar a los delincuentes, cómo se los debe castigar, qué se debe hacer con la delincuencia, cuáles son sus causas y efectos, cómo evolucionó, etc.

-Conductuales: son las expresiones de las intenciones de comportamiento en la esfera pública. Estrategias de evitamiento y protección, acciones sociales, económicas y políticas. Acciones concretas como evitar zonas y personas, firmar petitorios o participar de protestas, etc. podrían ser algunos ejemplos.

Estas tres reacciones en nuestra cotidianeidad están asociadas y no siempre son coherentes unas con otras. De allí la importancia de separarlas para el análisis.

En efecto, una misma persona puede sentir temor hacia los delincuentes (respuesta afectiva), cruzar de vereda cada vez que se encuentra con alguien que considera sospechoso (respuesta conductual), pero no creer que la inseguridad se reduzca con mayores penas y castigos (respuesta cognitiva).

Conclusión:

La inseguridad es un fenómeno complejo que interrelaciona vivencias, experiencias y creencias a nivel individual y colectivo. En muchos contextos las reacciones de la opinión pública frente a la inseguridad pueden
erosionar los principios democráticos de convivencia, con lo cual es importante estudiarlas con mayor profundidad. Del conocimiento obtenido se podrán tomar acciones más concretas para que los Estados, las organizaciones de la sociedad civil y las personas puedan generar herramientas que brinden un mejor acceso a la seguridad y permitan una convivencia basada en el desarrollo económico y el bienestar social como pilares de una democracia sostenible en el tiempo.

FUENTE:
Las reacciones sociales hacia la inseguridad en América Latina: definiciones, indicadores y datos de la última década, Otamendi, Maria Alejandra (CONICET) 03/2015, Revista: Cartografías del Sur.