Armaron un grupo en el que informan cuando salen de sus casas, reportan movimientos extraños y hasta avisan si tienen una fiesta.
En un grupo de WhatsApp los vecinos se avisan los movimientos. Mientras uno baja del colectivo, los otros lo van a buscar a la parada. Cuando alguien sale a un cumpleaños, le advierte al resto para que estén atentos a ruidos en su casa. También alertan sobre una moto o un auto sospechoso, o mandan mensajes anunciando un festejo familiar para que nadie se asuste por la llegada de desconocidos a la cuadra. En conjunto, más de 20 personas miran el patio y la terraza del otro para advertirse ante cualquier movimiento raro. La organización entre ellos empezó hace poco más de un mes y se convirtió en pánico: en 24 días robaron cuatro casas de jubilados a menos de 200 metros de distancia.
El primer hecho fue sobre la calle San Vladimiro al 5600, en Villa Diamante. Atando cabos recordaron que un auto con música fuerte estacionó en la vereda. A los minutos dos hombres estaban adentro de la casa. “Fueron todos los robos de la misma manera. Unos días antes dos desconocidos le tocaron el timbre para preguntar si alquilaban la cochera y les dijeron que no. A los días les entraron por la ventanita de un baño. Maniataron al matrimonio de jubilados y les robaron todo”, cuenta Daiana. Ella es la nieta de Lina, que tiene 81 años y fue la segunda de esta seguidilla de entraderas que preocupa al barrio.
Usar silbatos, una de las estrategias propuestas por los vecinos.
“A mi ‘nona’ le robaron el 4 de agosto. Días antes había pasado un chico diciéndole que era el delivery de la comida del perro. Y ella le respondió lo obvio: ‘Yo no pedí nada, no tengo perro’. Después pasó otra mujer con una nena preguntándole si era enfermera, para aplicarle una vacuna a la hija. Vinieron con una nenita, por eso no desconfió. Se ve que era para ver los movimientos de la casa, quién abría, si era una persona mayor sola o salía alguien más, y si tenía mascota. Creemos que también saltaron al patio días antes, sin poder entrar, porque trabajaron con tiempo y muy seguros. Sabían cómo hacer”, detalla Daiana, que vive a la vuelta de la casa de su abuela.
Para entrar rompieron una reja, golpearon a la mujer que terminó con la cara desfigurada de los golpes y decidió irse del barrio. Tiene miedo de regresar.
Se avisan cuando tienen alguno festejo, porque saben que cualquier ruido extraño provoca temor.
Su hijo y su nieta están atemorizados después de lo que le pasó a Lina: “Vivo a la vuelta de lo de mi abuela y desde de que la asaltaron no duermo. Escucho un ruido y miro por una ventana. Escucho ladridos y corro a la otra para ver el fondo. Estoy así hasta las 5 de la mañana del susto que nos quedó. No se puede vivir así, no es justo”.
A esta zona de Villa Diamante la conocen como el barrio de los italianos, por la gran cantidad de inmigrantes que se asentaron en el lugar. Los ladrones eligen las casas de personas mayores, que viven solos y les piden euros o dólares de su supuesta pensión de extranjero.
Manuela tiene 82 años y fue víctima de otra entradera el 7 de agosto: “Subieron por la terraza y bajaron al patio. No sabemos si pasaron la noche ahí, adentro de un galpón que tenemos en el fondo. Porque a la mañana tocaron el timbre y estaba mi hijo. Cuando abrió la puerta era una chica que decía que se le había volado un sweater a mi patio. Cuando él salió a ver si estaba se encontró con dos hombres armados que lo apuntaron”, le contó a Clarín la mujer, todavía nerviosa tras el ataque.
Los vecinos se alertan ante cualquier movimiento sospechoso.
“Estuvieron como 45 minutos adentro. Golpearon a mi hijo, me apuntaron con un arma, fue horrible. Dejaron la casa hecha un desastre. Lo llamativo es que días antes también habían tocado el timbre acá, en dos oportunidades, preguntando si alquilaba la cochera. Después pasó todo lo que pasó. Estaban en un auto rojo, igual que el que usaron para el primer robo”, agregó Manuela, que vive sobre Pasaje Pedro Núñez al 3200, justo enfrente de lo de Lina, la víctima anterior.
En los tres robos los ladrones estaban encapuchados y por eso no pudieron identificar si se trataba de las misma personas, aunque las coincidencias en las modalidades los hacen creer que sí. Sospechan que usan alguna herramienta manual, tipo un corta candados, para arrancar las rejas.
El último hecho ocurrió el sábado 18 de agosto en la casa de Angélica, otra inmigrante chilena de 82 años que vive sobre San Vladimiro al 5700. “Arrancaron la reja de la vereda y hasta se la llevaron. Entraron por la ventana, forzaron la persiana y revolvieron todo. Me llevó una semana ordenar el desastre que hicieron. Se llevaron plata, dos televisores y hasta las sábanas del placard. Es la tercera vez en lo que va del año que me entran a robar. Por suerte esta vez yo no estaba pero es terrible porque se manejan como quieren”, describió la mujer a Clarín.
En uno de los robos arrancaron una reja para entrar a la casa.
Carmela, otra abuela de 86 años que vive sobre San Vladimiro, justo frente a lo de Angélica, está asustada por lo que sucede en el barrio. “A mi nieta le robaron dos veces en la parada del 520 y a mí me tocan timbre a la madrugada y me quedo despierta de los nervios. A veces no sé si prender la luz o quedarme quieta. No sé si es mejor que piensen que no hay nadie o que sepan que estoy acá ¿Qué nos pueden sacar? ¿La jubilación? Hace 60 años que vivo en este barrio y esto nunca fue así, no sabemos qué hacer”, lamentó.
Fuentes del ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires informaron a Clarín: “Después de los hechos el titular de la Comisaría 5° de Villa Diamante se reunió con los vecinos en dos oportunidades y acordaron incrementar las recorridas en el lugar. En paralelo, investigan los hechos para ver si se trata de la misma banda,aunque sospechan que no”.
Fuente: Clarìn