En América Latina la Seguridad Privada es un sector económico en rápida expansión, creador de una enorme cantidad de empleo formal, gran pagador de impuestos, y que contribuye de modo sustancial y creciente a cubrir las crecientes necesidades de Seguridad de nuestras sociedades.
A partir de múltiples tendencias convergentes, entre las que se destacan los índices de criminalidad en continuo aumento, fuerzas policiales con problemas de todo tipo y una fuerza laboral numerosa y joven -con lenta pero creciente incorporación de mujeres-, se presentan continuas oportunidades de expansión del sector, varios de cuyos segmentos crecen a tasas de entre el 5 y el 20% anual.
En el ámbito de la oferta, la Seguridad Privada mejora: Se concentra y multinacionaliza rápidamente, se profesionaliza, incorpora más tecnología de creciente sofisticación y perfecciona sus mecanismos de gestión.
A su vez la demanda de Seguridad – principalmente la corporativa- se concentra al ritmo de la concentración general de los negocios, aprende, se sofistica y principalmente aumenta, tanto en nuestra región como en todo el mundo.
Los vínculos entre oferta y demanda evolucionan hacia formas más profesionales y abarcativas, superando la óptica meramente operativa. Toman en cuenta la gestión integral del riesgo del cliente, el costo-beneficio de ambas partes, ganan alcance regional y surgen criterios más complejos de selección de contraparte.
Los principales factores que caracterizan al sector en los países desarrollados son la globalización de los mayores clientes, el aumento sostenido y mayor complejidad de la demanda, el continuo retroceso de la oferta pública de seguridad, la escasez de mano de obra, la mayor regulación gubernamental y el continuo aumento de costos, en un marco de continua concentración de la oferta.
En América Latina las principales características del sector son el fuerte crecimiento, que se mantendrá, una oferta limitada desde la seguridad pública, un sector aún con gran intensidad en mano de obra, una dura competencia por precio de la oferta, serios problemas normativos y altos niveles de ilegalidad, pero en un marco de mejora visible y crecimiento continuo en todos los países de la región.
Los desafíos que presenta la Seguridad Privada en la región son crecer, formalizarse, profesionalizarse y, cada uno en su ámbito, trabajar en conjunto con las fuerzas públicas de nuestros países para mejorar las condiciones de seguridad de nuestras comunidades.
Para lograrlo, nuestras empresas deberán trabajar sobre su estrategia, estructura y mejora de procesos y, principalmente, encarar un sólido trabajo de entrenamiento directivo y transformación cultural –que afortunadamente en muchos casos ya ha comenzado–, porque sin nuestra gente no lo lograremos.
Esperamos que este documento sea la semilla de un trabajo analítico que deberá ser profundizado, dada la relevancia económica y social del sector.
Fuente: Foro de Seguridad