Aunque actualmente muchos consideren al celular como una extensión de su cuerpo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta vinculados con las nuevas tecnologías.
La conducta de no poder separarse del móvil ya tiene nombre propio: nomofobia.
¿Qué es más importante: vivir el momento o registrarlo para que lo vean los demás? ¿La felicidad es real o impostada para una imagen virtual en redes sociales?
Para la psicóloga y escritora Beatriz Goldberg hoy las personas están más pendientes del otro y de la mirada del otro que de lo que están viviendo en la realidad. “Estamos viviendo una época muy narcisista en donde uno se pone en primer lugar en la escena para que el otro sepa que uno estuvo ahí”.
Cynthia Zaiatz, neuropsicóloga y jefa de servicio de psicología del Sanatorio Modelo de Caseros comentó: “…la forma de pertenecer a la sociedad es hoy a través de las redes sociales. Todos quieren tener la primicia. Ven en Instagram, Twitter, Facebook y otras redes sociales el éxito propio reconocido por ajenos mediante likes o visualizaciones. Para lograr esto, hay una gran necesidad de estar conectado constantemente”.
La especialista advirtió que muchas veces tras esta conexión con el mundo virtual, sobreviene un sentimiento de vacío: “Luego de postear viene el sentimiento de vacío. De que no queda nada y que el momento se perdió. Esto genera una depresión que puede llevar a una enfermedad”.
De acuerdo a los registros del CEETA (Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad), desde 2014 hay más consultas asociadas con el mal uso de los dispositivos digitales y el número sigue en aumento.
Y aunque la problemática se dé más que nada en adultos que no pueden desconectarse de sus trabajos, también está presente en adolescentes y jóvenes que necesitan vivir conectados en sus redes sociales.
Un informe de Unicef (2018) reveló que los jóvenes son la generación más conectada y que los menores de 18 años representan 1 de cada 3 usuarios de Internet en el mundo. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Los Andes, pasan en promedio, 6 horas al día frente a un dispositivo electrónico.
Síntomas de preocupación
-Cuando la ansiedad genera una necesidad urgente por tener que re-chequear, el celular o la tablet, una y otra vez en cortos períodos de tiempo, o utilizar una determinada app, como ser un juego.
-Cuando sienten que el uso del smartphone o la tablet, regla el funcionamiento de la vida a tal punto de traer problemas a nivel laboral, socio afectivos como también sobre la salud.
-Sentir malestar intenso, angustia e irritabilidad si no se logra conectar o acceder a la app deseada o se corta la conexión.
-Problemas de salud como irritabilidad en los ojos, problemas asociados a la mala postura como contracturas severas, dolor de espalda, dolor de cabeza.
Cuándo intervenir
El tratamiento para poder revertir la situación es posible: “El paciente generalmente viene cuando se da cuenta que le está trayendo problemas a nivel personal y también cuando no quiere estar más pendiente del trabajo en sus vacaciones y no sabe por dónde empezar”, destacó Zaiatz.
“El trato que arreglo con mis pacientes es que ellos puedan elegir una hora del día para poder chequear mensajes, responder consultas por mail y demás actividades relacionados al dispositivo. En cuanto a los adolescentes, es importante el rol de los adultos y dialogar primero, algunos deciden cortar el abono como medida extrema”, confesó la jefa del servicio de psicología.
Y aunque sea imposible pensar en un retroceso tecnológico, es posible pensar en un descanso en donde lo importante pase por el disfrutar el aquí y el ahora.
Aparición de la nomofobia
A partir de un término acuñado en Inglaterra en el 2008, “no mobile fobia” (‘fobia a estar sin móvil’), actualmente los especialistas han profundizado el estudio de lo que en español denominaron como “nomofobia”, es para muchos la que será la enfermedad del siglo XXI.
Se trata de una sensación de angustia, ansiedad o miedo irracional que se experimenta cuando se dan situaciones como la pérdida del celular, la batería agotada, la falta de señal o conexión. Todo por la necesidad de revisar constantemente los mensajes de texto, mails; o permanecer en estado de alerta ante cada sonido que genera el teléfono.
Doble comando
La complejidad del trastorno “nomofobia” es que combina una sintomatología tanto de una adicción como de una fobia.
“La idea de perder la conexión o de no estar habilitado a conectarse, genera síntomas de ansiedad como cualquier fobia o miedo; una sensación de angustia, que se expresan como síntomas para el cuerpo como opresión en el pecho, falta de aire y dificultad para respirar “, explicó la psicóloga Patricia Gubbay de Hanono, directora de Hémera (Centro de Estudios del Estrés y la Ansiedad).
“Lo paradójico de la nomofobia es que la misma ansiedad que provoca, genera una adicción: tiene todas las características de la ansiedad, y el hecho de tener mucho miedo justamente lleva a recurrir a la adicción, para así tolerar la angustia. Es decir, la ansiedad es el síntoma… pero nosotros respondemos a esto con una conducta adictiva. Es una manera de “creer” que uno recupera el control sobre esa sensación de angustia original”, reforzó la psicóloga Gubbay de Hanono.
Fuente: www.infobae.com